Existe una gran variedad de leyendas que rodean la existencia del Monte Fuji, sin embargo hay una que destaca su antigüedad y popularidad sobre las demás, la leyenda de Kaguya, La Princesa de la Luna.
Cuenta la leyenda que un pobre anciano un día se dirigió al bosque como de costumbre para cortar bambú, (pues su esposa se encargaba de vender utensilios hechos de bambú en el mercado). Cortando Bambú llamó su atención un tronco que parecía resplandecer, extrañado por la condición de este tronco, el anciano decidió cortarlo con mucho cuidado para poder observar lo que se encontraba en su brillante interior, llevándose una gran sorpresa a su paso, ya que dentro de éste se encontraba una pequeña niña, apenas más grande que el tamaño de su pulgar. El anciano, sacó a la niña y la llevo con su esposa, explicándole lo sucedido y sin saber cómo ayudarla, decidieron que lo mejor sería adoptarla y criarla como propia, puesto que el matrimonio no tenía hijos. La niña fue nombrada como Kaguya (Luz brillante).
Después de su adopción, el anciano continuó yendo al bosque para cortar bambú, sin embargo, éste nuevamente se llevó una gran sorpresa al cortar su primer tronco de bambú, pues en su interior se hallaba oro, cada vez que el anciano cortaba bambú se encontraba estas pepitas de oro, por lo que no tardaron en pasar de la pobreza a ser una familia adinerada.
Kaguya creció de tamaño normal con el tiempo y con ello lo hizo también su belleza. Los rumores de su envidiable belleza se extendieron por todo el imperio, por lo que varios pretendientes llegaron hasta la puerta de su casa a pedir su mano, sin embargo ella los rechazó a todos, incluso príncipes de distintos reinados fueron personalmente para ofrecerle matrimonio, pero fue en vano, puesto que ella los rechazó a todos. Los rumores llegaron hasta oídos del mismísimo emperador, el cual decidió ir a corroborar personalmente el basto encanto de la joven. Cuando la vio por primera y única vez, el emperador quedó anonadado con su espléndida belleza, no lo pensó dos veces antes de ofrecerle casarse con ella y llevarla a vivir a su imperio, rodeada de los más grandes lujos que cualquiera se pueda llegar a imaginar, pero a pesar de esto, Kaguya lo rechazó, ella estaba muy molesta por que éste la vio, por lo que como represalia le advirtió al emperador que si la volvía a ver ella se convertiría en sombra para siempre.
El emperador se mantuvo profundamente enamorado de Kaguya, y sin desear dejar de comunicarse con ella, le enviaba cartas todos los días expresándole sus más profundos sentimientos hacia ella, su sentir y hasta sus más poéticos pensamientos plasmados en papel, Kaguya también se encontraba enamorada de él, así que respondía todas y cada una de las cartas que el emperador le enviaba.
Los días y los meses pasaron y la pobre Kaguya se mantenía en una constante y profunda tristeza, pasaba las noches observando la luna por la ventana. Sus padres le preguntaron cada noche la razón de su pesar, pero ella se negaba a decirles, hasta que un día por fin le contó a sus padres. Ella les confesó que realmente no era humana y que no pertenecía a la tierra, ella provenía de la luna, pues era la princesa de la luna y pertenecía al reino de Tsu-ki-no-Miyako, sus verdaderos padres la enviaron a la tierra para protegerla y cuando ella creciera lo suficiente, entonces la gente de la luna volvería por ella, es por eso que no podía aceptar matrimonio, ni mucho menos enamorarse, ya que ella no se quedaría para siempre, la buscarían en la próxima luna llena y para eso no faltaba mucho tiempo. Sus padres desconsolados y desesperados acudieron al emperador en busca de ayuda, pues no deseaban que se llevaran a su amada hija, ellos le contaron todo al emperador y con todos los recursos que tenía en su poder, el emperador mandó a más de 2 mil de sus mejores soldados a custodiar la casa de la joven para protegerla.
Pasaron los días y la noche de luna llena llegó, los soldados se prepararon en armas y en formación de pelea listos a todo con tal de protegerla, pero esto fue en vano, ya que los 2 mil hombres quedaron cegados ante una intensa luz que descendía de la luna, llevándose en brazos a la hermosa Kaguya, dejando desconsolado a sus padres y al emperador con el corazón destrozado.
Kaguya, antes de irse, le había dejado una carta a sus padres y un extraño frasco, pidiéndoles que cuando ella se fuera, se lo entregaran al emperador. La carta expresaba los nobles sentimientos de Kaguya y el frasco contenía como obsequio nada más y nada menos que el elixir de la vida eterna.
El emperador le pidió a sus hombres que lo llevaran a la montaña más alta de Japón, en la cual, al llegar a la cima, éste hizo una fogata en la que arrojó la carta y vació el elixir de la vida eterna, puesto que él no deseaba vivir por siempre si no podía hacerlo al lado de su amada. Lo arrojó a las intensas llamas esperando que el humo llegara hasta la luna, para comunicarse por última vez con su amor. El Elixir fue tan intenso que ardió en fuertes brasas hasta el fondo de la montaña, ardiendo en su interior, convirtiéndolo en un volcán por el resto de sus días, un volcán que sacaría humo por siempre, el cual nunca dejaría olvidar a Kaguya su amor, uniéndolos en la eternidad.
A ese volcán se le conocería como el Monte Fuji y su nombre se deriva de la palabra Fushi (不死)que quiere decir inmortalidad.
Se dice que en noches de luna llena se puede ver el humo brotando de la boca del volcán como un saludo del emperador a la Princesa Kaguya.
Studio Ghibli realizó una adaptación filmográfica de la conocida leyenda, creando la película “El cuento de la princesa Kaguya”, escrita y producida por Isao Takahata, estrenada en el año 2013. Esta película fue la vigésimo primera realizada por Studio Ghibli y la quinta escrita y producida por Isao Takahata después de “La Tumba de las Luciérnagas”, “Recuerdos del ayer”, “Pompoko” y “Mis vecinos los Yamad